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martes, 4 de enero de 2011

Artículo nº 11. La banda del bastón.

Increible noticia, pero cierta, y ya ha pasado el día de los Santos Inocentes.

Hace unas semanas oí una noticia en la televisión que me recordó aquella película española de los años 60, “Atraco a las tres” en la que el genial José Luis López  Vazquez, cajero de un banco, trama con sus compañeros, los también geniales Alfredo Landa, Manuel Alexandre, Gracita Morales, Cassen, Agustín González…, autoatracarse, la película es recomendable por que la situación es surrealista y desternillante.

Volviendo a la noticia, también surrealista y digna de haberla protagonizado Mortadelo y Filemon, aunque la protagonizo la que denominaban en la noticia brigada antijuego de Mallorca, que este verano recorrió todos los hogares del pensionista de la isla, sin duda por algún soplo, buscando a la que yo he llamado “La banda del bastón”.

Cuál era el delito de esta  organizada banda, pues que con un bingo de juguete  y sus cartones al desorbitado precio de 10 céntimos organizaban timbas bingueras en las que se defraudaba a la hacienda pública un importante puñado de euros,  y digo bien porque lo defraudado cada tarde cabria en un puño.

Al final los encontraron en un hogar parroquial, o sea que también estaba implicada la iglesia.

Cuantas noches sin dormir le habrá producido este turbio asunto al responsable de la eficiente brigada antijuego que con su brillante acción ha derrochado el dinero de esa hacienda pública por la que pensaba que estaba velando, gastando el dinero de todos en perseguir a tan peligrosos delincuentes.

En la noticia contaban los miembros de la banda del bastón, como habían llegado cuatro agentes y con la orden de que no se moviesen, les habían tomado nombres y DNI´s, y les habían confiscado el bingo y los cartones, y como decía la encargada del local, alma de la banda, lo que más le dolía 22 euros. La mujer se llamaba Primitiva como la lotería, seguro que algún juez lo consideraría como una agravante o un antecedente relevante.

En el reportaje se veía jugar a los miembros de la banda al parchís y al dómino, pero sin dinero, no querían que volviese la eficaz brigada, ya les tenia localizados.

Pero una de los miembros de la banda, más rebelde e inconformista, amenazaba con traerse una taleguilla de casa para meter las bolas y volver a organizar esas veladas de desenfreno y alcohol, en las que seguro que más de una copita de anís tomaron celebrando cantar bingo o línea.

Un ejemplo  a seguir el de esta eficaz brigada antijuego, menos mal que es solo una graciosa anécdota digna de un guion cinematográfico como el que a mí me recordó al escucharla.

La pena es que aunque sea anécdota es real y habrá algunos otros por toda nuestra geografía que como el responsable de esta brigada no distinguen lo importante de lo irrelevante, y lo que es peor despistan a sus subordinados haciéndoles protagonizar historias de tebeo.

1 comentario:

  1. La historia de la Brigada anti-vicio-binguero parece de coña, pero lo malo es que es cierta.
    ¡País! que diría Forges.

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